Rabí Ismael era sumo sacerdote en los días del Segundo Templo, uno de los líderes de la primera generación de los Tanaim. Fue uno de los diez asesinos reales, y fue asesinado junto con el Rabi Shimon ben Gamliel, antes de ser ejecutado por los malvados romanos, la hija del emperador lo miró, codició su belleza y pidió que le quitaran la piel de la cara para poder mirarlo y, efectivamente, el emperador ordenó que le quitaran la piel de la cara mientras estába vivos, y así fue. Después de muchas torturas, el Rabi Ishmael murió.